por Jean Shaoul
El Gobierno de extrema derecha del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu aprobó el lunes una legislación para arrogarse competencias ilimitadas, pese a una oposición popular masiva y sin precedentes en la historia de Israel.
La nueva ley pone fin al poder de la Corte Suprema de vetar decisiones de funcionarios electos con base en su “irracionalidad”, dando a la Knéset la facultad de anular el fallo del tribunal con una mayoría simple. De un golpe, elimina la separación entre el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial.