por Ariel Orellana
La contraofensiva imperialista y de la burguesía contra el gobierno de la Unidad Popular y las organizaciones de avanzada de la clase trabajadora, se llevó a cabo para frenar el avance en la conciencia de clase, la organización y la lucha por parte del proletariado chileno, y tuvo en el golpe de estado y la posterior dictadura cívico – militar, su expresión más horrorífica y despiadada. Implementó reformas políticas y administrativas que permitieron no tan sólo perpetuarse como clase burguesa en el poder, sino que asegurar la instalación de un modelo distinto de explotación y dominación dentro del sistema capitalista, que vino de la mano con la sobreexplotación y precarización de la clase trabajadora y el pueblo. El plan laboral de la dictadura institucionalizó formas de explotación superiores y fragmentó a las organizaciones de las y los trabajadores en el plano sindical con el objetivo de imponer el patrón de acumulación neoliberal.