por Rodrigo Barra Villalón
Hasta el siglo XIX, no era raro obtener el titulo de médico luego de recibir gran parte de la instrucción por correo. Entendible, cuando las distancias eran mucho mayores y las comunicaciones dificultosas. Tampoco existía homogeneidad en los programas y antiguamente un médico debía contar con sólidos conocimientos de fitoterapia, botánica o nutrición. La ya prestigiosa Asociación Americana de Medicina (AMA) decidió que aquella heterogeneidad y libertad académica debía acabar por el bien público y con tal propósito creó su Council on Medical Education, sin embargo, sus miembros no llegaron a acuerdo respecto de los estándares obligatorios para ser médico.