por Felipe Portales
Dado el quórum antidemocrático de dos tercios de la “Convención Constitucional” -impuesto en el acuerdo del 15 de noviembre de 2019- el triunfo mayoritario de la izquierda en las elecciones de convencionales no bastará para poder aprobar una nueva Constitución que siente las bases para sustituir el modelo neoliberal impuesto por la dictadura y consolidado por la Concertación. Pero quien podrá aportar votos decisivos para esto será la bancada del PS, integrada por 10 militantes y 5 independientes adheridos a ella; además de la bancada de los pueblos originarios que han expresado su desacuerdo con el neoliberalismo extractivista y depredador vigente. Evidentemente que no será fácil que lo haga, dado el rol que la dirigencia del PS –en conjunto con la del PDC, el PPD y el PR- desempeñó en estos últimos 30 años. Pero también es cierto que la indudable mayoría de la población quiere otro Chile, realmente democrático y con justicia social y respeto de los derechos humanos. Y que está dispuesta a jugarse por ello, como lo demostró la rebelión de octubre de 2019. Además, hoy se le abre al PS una inmejorable oportunidad histórica para expiar su pasado reciente y hacer una contribución decisiva para que, al menos, se pueda establecer en nuestro país un sistema capitalista con Estado de bienestar como los existentes en Europa occidental. ¿Será mucho pedirle esto a un partido que se denomina socialista?…