por Nicolás González Varela
“Solo esto es la verdadera Esencia del Socialismo: hay que destruir un Mundo, pero cada lágrima que pudiera haber sido evitada es un crimen; y la persona que, corriendo a realizar ‘actos importantes’, inadvertidamente pisotea aunque sea a un pobre gusano, es culpable de un crimen”. (Rosa Luxemburg, 1918)
[Klaus Gietinger: Eine Leiche im Landwehrkanal. Die Ermordung Rosa Luxemburgo, Nautilus, Hamburg, 2018.[1]]
Los visitantes que llegan hoy al Berlin-Mitte pueden pasear por la AlexanderPlatz, echar un vistazo al imponente teatro Volksbhüne diseñado por Oskar Kaufmann, construido en 1914 y reconstruido después de 1945, al cine Babylon diseñado por Hans Poelzig y seguramente quedarán desconcertados al notar bajo sus pies una serie de palabras forjadas en metal incrustadas en forma de zigzag formando ángulos sobre el pavimento. Si nos acercamos, notamos que los que se nos revela es en realidad una instalación artística que forma parte de un monumento histórico, uno más de los tantos que Berlín exhibe. Estamos en la Rosa Luxemburg Platz. Esta es un poco particular: se compone de citas escritas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX por una tal Rozalia Luksenburg, mejor conocida como Rosa Luxemburgo. Una personalidad que ni siquiera es alemana, una pensadora militante revolucionaria, socialdemócrata (cuando estas palabras significaban algo), que no dudó en criticar a las vacas sagradas del Socialismo del 1900, de Bernstein a Kautsky pasando Jaurés y Lenin, que no dudó en preferir la cárcel y finalmente el Gólgota a rebajar su Ética socialista.
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