por Felipe Portales
No hay duda que la gran mayoría de la población ha manifestado pacíficamente desde octubre pasado estar harta de un modelo económico y social tremendamente injusto, explotador y abusivo. Ellos se expresó abrumadoramente en la mayor manifestación de protesta de la historia de Chile que congregó a cerca de un millón y medio de personas. Es cierto también que, paralelo a ello, han surgido numerosas manifestaciones violentas que –aunque claramente minoritarias- han causado mucho daño en bienes públicos y privados; han herido a muchos carabineros y han afectado la vida ciudadana normal. Además, han proliferado conductas francamente delincuenciales de saqueo y vandalismo. Por otro lado, ha habido una cruel represión de las Fuerzas Especia- les de Carabineros que se ha ensañado fundamentalmente con manifestantes pacíficos, al extremo de dejar centenares de personas –fundamentalmente jóvenes- con graves heridas oculares. Algo que ha impactado mundialmente porque –de acuerdo a informaciones proporcionadas, entre otros, por el Colegio Médico- ha superado con creces las que han provocado en muchos años las fuerzas represivas israelíes con los palestinos.