La fusión nuclear y la tentación de esperar

por Beñat Zaldúa

Es odioso hacer de pepito grillo, pero el anuncio sobre la fusión nuclear obliga a poner los pies en el suelo. Incluso si se cumpliesen las previsiones más optimistas, la fusión nuclear inercial no llegaría a tiempo para sustituir a los combustibles fósiles y evitar la crisis climática.

Energía limpia, barata y hasta ilimitada. ¿Qué otra cosa quieren escuchar nuestros oídos en plena crisis energética y climática? Hambrientos de buenas nuevas, somos capaces de comer lo primero que nos pongan delante, pero conviene ser cautos y no empacharse, que luego hay que digerir.

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¿Es el hidrógeno una alternativa para la movilidad individual?

por Klaus Meier

En los debates sobre la lucha contra el cambio climático, el tema del hidrógeno (H2) se ha vuelto omnipresente. El gas H2puede servir para descarbonizar muchos procesos industriales, como en parte la industria química o la fabricación de acero. En principio también cabe pensar en camiones, barcos y aviones pequeños propulsados con hidrógeno como soluciones climáticamente inocuas. Sin embargo, existen limitaciones que hay que tener en cuenta. La idea de proseguir el festín de crecimiento capitalista a base de quemar hidrógeno es inviable.

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Litio, cobalto y tierras raras. La carrera por los recursos pospetróleo

por Michael T. Klare

Gracias a su mismo nombre –energía renovable–, podemos imaginar un porvenir no muy lejano en que desaparecerá nuestra dependencia de combustibles no renovables como el petróleo, el gas natural y el carbón. En efecto, el gobierno de Joe Biden ha anunciado que se ha propuesto como objetivo eliminar totalmente la dependencia de EE UU de estos combustibles no renovables para la producción de electricidad de aquí a 2035. Pretende alcanzar este objetivo “desplegando recursos de producción de electricidad sin contaminación por carbono”, principalmente la energía perpetua del viento y del sol.

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Industria petrolera: los balances de las multinacionales se derrumban

por Manuel Peinado Lorca //

Las multinacionales petroleras más grandes del mundo están en serios problemas porque sus balances económicos acusan los mayores costes de producción, la caída de los beneficios y el aumento vertiginoso de la deuda financiera acumulada tras años de pérdidas. Castigados por la cada vez más baja Tasa de Retorno Energético (EROI), los días de gloria de los gigantes petrolíferos altamente rentables han llegado a su fin. Todo lo que queda ahora es una sombra de la que una vez fuera una poderosa industria que, como comenté en un artículo anterior, se verá obligada a continuar canibalizándose para extraer la última gota de petróleo.

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