por Marcelino Iglesias
Leo de mañana, escribo apenas unas líneas, me atasco. Salgo a caminar por la pista finlandesa. Rumio lecturas, regurgito citas, se me ocurren extrañas correspondencias de cuanto me sale al paso. Las ideas afluyen. Me ocurre con ciertos libros: al tiempo que la mente se oxigena, ellos siguen hablándome de sus cosas, estimulando la escritura. Geografía del instante: aprecias un otoño más la marcescencia de los robles que jalonan parte del recorrido. Te apetecería tocar con disimulo su corteza: ¿una superstición? Como Ernst Jünger, uno sabe que los dioses habitan en los árboles. Musitas: Y en la lluvia, y en las nubes, y en el humo… Fantasía, paráfrasis peregrina: ¿Por qué los humanos siguen soñando con ovejas metafísicas?