Es en la estela de las Jornadas de Julio cuando los trabajadores se vieron obligados a confrontar directamente con las implicaciones de su aislamiento creciente respecto a la intelectualidad. Los 3 y 4 de julio, los trabajadores industriales de Petrogrado, al lado de algunas unidades de la guarnición local, marcharon en dirección del Palacio de Tauride en manifestación pacífica con el objetivo de hacer presión sobre el Comité Ejecutivo Central (CEC ) de los soviets, que estaba entonces compuesto mayoritariamente de mencheviques y SR (Socialistas Revolucionarios), para que pusiera un final al gobierno de coalición con los representantes de las clases poseedoras y asumiera la iniciativa de tomar el poder . En otros términos, que formase un gobierno de los soviets, en el interior del cual solo estuvieren representados los trabajadores, los soldados y los campesinos. Pero se produjo una cosa impensable: no solamente la dirección menchevique y SR rechazó tener en cuenta la voluntad de los trabajadores sino que se mantuvo a distancia cuando el gobierno, en el seno del cual estaban representados esos dos partidos, lanzó una ola represiva contra los trabajadores, los bolcheviques y otros socialistas de izquierda opuestos al gobierno de coalición. El ministro del interior, directamente responsable de esa política, no era otro que el dirigente menchevique I.G. Tsereteli
Centenario de la Revolución Rusa:»Se atrevieron»
Cien años después, la cuestión del legado histórico de la Revolución de Octubre sigue sin ser sencilla para los socialistas: el estalinismo pudo echar raíces menos de una década después de la Revolución y la restauración del capitalismo encontró poca resistencia popular setenta años después.