por Miguel Romero
A la memoria de Ramón Fernández Durán, recordando los buenos ratos compartidos en nuestros “tiempos de las cerezas”.
J’aimerai toujours le temps des cerises Et le souvenir que je garde au cœur ! (…) Mais il est bien court le temps des cerises”
(Siempre amaré el tiempo de las cerezas Y el recuerdo que guardo en mi corazón (…) Pero es muy corto el tiempo de las cerezas). Letra de Jean-Baptiste Clément. Música de Antoine Renard (1866)1/
“Lo que tenemos que hacer ahora es la crítica despiadada de todo el orden establecido, despiadada en el sentido de que la crítica no teme ni a sus propias conclusiones, ni al conflicto con los poderes existentes” (Marx, 1843).
Venerada en discursos y conmemoraciones pero ignorada en la práctica de todas las revoluciones del siglo XX, desde la revolución rusa a la revolución cubana, La guerra civil en Francia es una obra fundamental del marxismo. Si puede hablarse de una “política marxista”, su base teórica está en la “trilogía francesa” que forma junto con Las luchas de clases en Francia y El 18 brumario de Luis Bonaparte, y de la que constituye la conclusión: para Marx, el proyecto revolucionario para la “emancipación del Trabajo” se encarna en la Comuna de París.