por Fabien Escalona y Romaric Godin
Cinco meses antes de la caída del Muro de Berlín, el régimen chino ponía fin con brutalidad a la Primavera de Pekín, un movimiento de protesta contra la inflación, la corrupción y la ausencia de liberalización política que se había extendido mucho más allá de la capital. En la noche del 3 de junio de 1989, las tropas más adoctrinadas y leales del régimen rodearon la ciudad y después la plaza de Tiananmén. Tanques y soldados de infantería sembraron la muerte entre los estudiantes, así como entre las personas y trabajadores que intentaban protegerles.