por David García Colín Carrillo //
El martirio de Giordano Bruno y los infinitos mundos
Las ideas materialistas de Lucrecio fueron recuperadas a inicios del siglo XV por el cardenal alemán Nicolás de Cusa. Éste sostuvo que el universo es infinito y por tanto no tiene centro, que la tierra no ocupa el centro del cosmos y que es semejante a otros planetas; desarrolló una filosofía panteísta –la idea de que Dios y la naturaleza son lo mismo–precursora del materialismo moderno: “Dios está en todas las cosas, de la misma manera que todas ellas están en él”.1 La estafeta heredada por Lucrecio, Cusa y Copérnico fue retomada por el fraile dominico Giordano Bruno en el siglo XVI, más de mil años después de Lucrecio.