Lo que no perdimos en el fuego

por Gonzalo León

Frank Kafka, Gertrude Stein, Virginia Woolf, Robert Musil, James Joyce y Marcel Proust revolucionaron la narrativa de principios de siglo XX. Mientras Kafka (1883-1924) innovó en el personaje literario y en el lenguaje que empleó (un alemán empobrecido, como señalaron Gilles Deleuze y Felix Guattari), Proust (1871-1922) lo hizo en el argumento y en el narrador en primera persona, que a veces parecía, especialmente en los siete tomos de En busca del tiempo perdido, un narrador en tercera y casi omnisciente. Sin embargo, de ambos se ha tenido la equivocada idea de que dejaron muchas cosas al azar, sobre todo en la construcción y difusión de sus obras. A Kafka y a Proust los unen muchas cosas: la obsesión por corregir, la delicada salud, el interés por que sus libros traspasaran las fronteras de sus países, la conciencia de haber construido algo nuevo, cierto atormentamiento vital, la estrecha relación con sus editores, pero de ninguna manera cierta desidia como a veces algunos los han hecho aparecer.

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