Fue elegido presidente en 2015 sobre la base de promesas de que no endeudaría, combatiría la inflación, construiría un millón de viviendas, quitaría el impuesto al salario, atraería inversiones para reactivar la economía, combatiría la corrupción, haría un gobierno transparente, y otras tantas por el estilo. La mayoría quiso creer que podía ser cierto.