Estrategia anticapitalista y la cuestión de la organización

por Julia Cámara

No importa el tiempo que pase o lo mucho que se decreten el fin de la historia, la muerte de los grandes relatos y fantochadas similares: el debate estratégico y en torno a la organización siempre vuelve. Tema fundamental para la acción política, ha sido un debate recurrente en la izquierda desde los comienzos del movimiento obrero, presente de manera embrionaria ya en el siglo XIX y explícitamente desde que Lenin escribiera sobre la táctica-plan y desde la ruptura de los revolucionarios con la socialdemocracia.

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Trotsky: problemas organizativos

por Fred Zeller

A continuación presentamos extractos del libro de Fred Zeller, Trois points c’est tout. Zeller (1912-2003) realizó un viaje a Noruega a finales de octubre de 1935 para visitar a Trotsky. En aquel momento, mediados de la década de 1930, Zeller era secretario de la Juventud Socialista del Sena (París) y simpatizante del movimiento trotskista. Durante el mismo periodo, los líderes del Partido Socialista estaban expulsando a la izquierda de la Juventud Socialista y disolviendo la tendencia Bolchevique-Leninista, cuyos miembros se habían unido a la SFIO a finales de 1934.

Tras estas conversaciones con Trotsky, Zeller dejaría el ala centrista, dirigida por Marceau Pivert, para sumarse a los Bolcheviques-Leninistas. Inicialmente jugó un papel principal, pero más tarde dejó el movimiento. El texto proporciona una visión profunda del enfoque y los pensamientos de Trotsky sobre una serie de problemas, incluidos los organizativos, a los que se enfrentaron los trotskistas.

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Bujarín y Preobrazhenski: Nuestro programa (1919)

1. ¿QUE ES UN PROGRAMA?

Todo partido se propone conseguir determinados fines. Lo mismo un partido de latifundistas o capitalistas que partido de obreros y campesinos. Es, pues, necesario que cada partido tenga objetivos precisos, porque, de lo contrario, pierde el carácter de partido. Si se trata de un partido que represente los intereses de los latifundistas, se propondrá la defensa de los latifundistas: buscando los medios de mantener la propiedad de la tierra, de sometre a los campesinos, de vender el grano a los precios más altos posibles, de elevar la renta y de procurarse obreros agricolas pagados con jornales infimos. Igualmente, un partido de capitalistas, de industriales, tendrá sus objetivos propios: obtener la mano de obra barata, ahogar toda protesta de los obreros industriales, buscar nuevos mercados en los que puedan vender las mercancías a precios elevados, obtener grandes ganancias, para lo cual aumentará las horas de trabajo y, sobre todo, tratará de crear una situación que quite a los trabajadores toda posibilidad de aspirar a un orden social nuevo; los obreros deben vivir con el convencimiento de que siempre ha habido patrones y que continuarán existiendo mientras exista el hombre. Estos son los objetivos de los industriales. No cabe duda que, naturalmente, los obreros y los campesinos tienen objetivos bien distintos, por ser distintos sus intereses. Un viejo proverbio ruso dice: «Lo que conviene al ruso es mortal para el alemán.» La siguiente variante sería muy apropiada: «Lo que al obrero conviene es mortal para el capititalista

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