por Felipe Portales
Los recientes anuncios gubernativos de iniciar un desconfinamiento en el gran Santiago, cuando todavía los índices nacionales de la pandemia son muy malos, no pueden ser más preocupantes. Sobre todo teniendo en cuenta la pésima experiencia de los pasados anuncios de la “nueva normalidad”.
En efecto, de acuerdo al Worldometers, y pese a la leve mejoría experimentada en las últimas dos semanas, nuestro país tiene –lejos- los peores registros de toda América (continente que más sufre la pandemia actualmente) en los dos indicadores objetivos y, a la vez, cruciales que miden el grado de afectación de un país con la enfermedad: Número de personas fallecidas y enfermos graves hospitalizados en relación a la población. En relación a la población, porque los números absolutos esconden la probabilidad real que tienen las personas de cada país de sufrir la enfermedad y la muerte.