por José Luis Martín
Marx no escribió ningún libro de historia al uso y las instituciones académicas, tan formalistas ellas, difícilmente lo considerarían un historiador y, no obstante, su aportación a la historia es fundamental. Marx marca un antes y un después en las ciencias sociales en general y en la historiografía en particular. De entrada, porque como dijo Hobsbawm: “todo lo que Marx escribió está impregnado de historia”[1]; él es un ejemplo indiscutible de lo que Pierre Vilar llamó “pensar históricamente”. Segundo porque su obra es referente imprescindible del oficio de historiar; en el mismo escrito citado, Hobsbawm relataba una anécdota nada banal: recordaba como entre los jóvenes comunistas decían que los filósofos comunistas eran wittgenstenianos, los economistas comunistas keynesianos… pero que los comunistas historiadores eran marxistas, porque no conocían ningún referente que pudiera “competir con Marx como maestro y como inspiración y no porque no conocieran ningún gran historiador –Hobsbawm citaba a Marc Bloch– sino porque ninguno de ellos podía igualarse con él como referente historiográfico. Tercero, y nada despreciable, porque sí había en su obra escritos de historia en forma de textos independientes o de parte de una obra que, aparentemente, no era de manera directa un escrito de historia.