Por un lado, la pandemia del coronavirus encuentra a los sistemas sanitarios públicos del continente completamente colapsados y desfinanciados. Los gobiernos, siguiendo las políticas fondomonetaristas, derivan gran parte de los presupuestos estatales al pago de las deudas externas y subsidios al gran capital. Y no es la única epidemia que sufre nuestro continente. El dengue afectó a 3 millones de personas y se cobró más de 1.500 vidas en toda América Latina solo en 2019, llegando a su mayor pico histórico. Este cuadro, coloca a América Latina como uno de los continentes más vulnerables para poder enfrentar las consecuencias de la pandemia. La orientación capitalista de los gobiernos latinoamericanos es lo que los ha llevado a demorar, o ni siquiera tomar, las medidas necesarias para evitar una mayor propagación del virus. En tan solo un mes hemos pasado de cero a 52 mil contagiados.