por Eduardo Febbro //
Brasil fue la cuna de uno de los movimientos eclesiásticos más puros y universales que se hayan conocido: la Teología de la Liberación. A su cabeza, como teólogo substancial de esa corriente, estuvo Leonardo Boff y, dentro de la Iglesia Católica, el obispo Hélder Cámara, quien solía decir: “Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy un comunista”. Boff y Cámara han sido reemplazados, hoy, por una corte de pastores evangélicos de perfil liberal, millonarios como Edir Macedo, el Obispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios y dueño de poderosos medios de comunicación