No hubo transición. La adultez fue una ropa que me pusieron como si fuera un presidiario; nunca dejás de ser niño, te obligan a dejar de serlo.
El asesinato de la infancia se comete en los colegios y los maestros y profesores son los especialistas en cometer ese crimen. Mis padres jamás me enviaron a la escuela. No hice primaria, ni secundaria, ni universidad. Pero igual me dañaron severamente al mudarse de un pueblo a la ciudad.