por Eliane Brum //
Recuerdo dos escenas de la conciliación que Lula promovió en Brasil durante la primera década del siglo.
En la primera, que sucedió durante la campaña presidencial de 2002, solo había 3 tres testigos. Uno de ellos soy yo. Es una escena pequeña, pero siempre fue una enormidad para mí, porque no creo ni en dios ni en el diablo, pero creo que ambos viven en los detalles.