por Iván Alinov
Hoy se cumple casi un mes de la movilización que iniciaran un grupo de jóvenes estudiantes desde su épico salto de los torniquetes del metro, expresión rebelde y rupturista que ha puesto al régimen de horcajadas, esos jóvenes anónimos golpeados llevando en sus mochilas la bronca de sus viejos agobiados con las falsas promesas. Han sido capaces de remecer con telúrica fuerza los frágiles andamios de esta Dictadura neoliberal disfrazada de Democracia, los acuerdos de cuarto oscuro sobre una mesa de terciopelo, los vicios del partido del poder con los pagos de favores cruzados de la fronda política, funcional y a sueldo de los empresarios, salvo honrosas excepciones.