por Guillermo Correa
Los procesos electorales recientes y particularmente la elección presidencial en curso han relegado a un segundo plano a la Convención Constitucional y esto, a mi modo de ver, no es algo fortuito y circunstancial, sino que viene a mostrar la verdadera potencialidad de este instrumento institucional, como lo es la Convención Constitucional, emanado del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, cuyo objetivo fundamental fue precisamente salvaguardar la institucionalidad burguesa que había comenzado a tambalear producto de la masiva y violenta irrupción del movimiento popular rebelde iniciado en octubre del 2019.