por Robert Lochhead
En 2015, durante la Conferencia COP 21 (Conference of Parties) sobre el clima, reunida en París, todos los gobiernos representados se comprometieron a actuar para impedir que en el año 2100 la temperatura media en la superficie del planeta terrestre no ascienda más allá de los 2 °C por encima de la que existía antes de la revolución industrial de los siglos XVIII y XIX. Una fecha de referencia se fijó en 1850, es decir, el año en que las agencias meteorológicas comenzaron a medir las temperaturas de forma sistemática. Y, si fuera posible, solo por encima de 1,5 °C. En la conclusión de la COP26 que se clausuró el pasado 13 de noviembre en Glasgow, este objetivo de +1,5 °C ha sido confirmado mediante consenso de las alrededor de 200 partes presentes.