por Gilbert Achcar
El 17 de diciembre de 2010, la autoinmolación de un joven vendedor ambulante en el centro de Túnez provocó un incendio revolucionario que se extendió por toda la región. Ocho años después, el 19 de diciembre de 2018, la implementación de las medidas de austeridad por parte del gobierno sudanés, prescritas por el Fondo Monetario Internacional, provocó un nuevo estallido de la protesta masiva. Y dos meses después del levantamiento sudanés, la población argelina inició su propia revuelta, enfrentándose a un régimen militar arrogante que se disponía a renovar el mandato presidencial del enfermo y prácticamente incapacitado Abdelasis Buteflika.