por Luis Espinoza
El voto de Chile en la OEA en el que apoyó la expulsión de Rusia como observador, se encuadra en la decisión del gobierno de subordinar a Chile al interés de la facción liderada por el capital financiero, la que pugna por una “gobernanza global”. Es un error mayúsculo y que muestra la influencia del bacheletismo en su política exterior.