por Guilherme de Alencar Pinto
A partir de mediados de la década del 60, la canción popular tendió a volverse seria. Fue un fenómeno global, y quizá la manifestación más notoria haya sido la constitución de ese campo de acción nuevo al que solemos llamar rock, es decir, el momento en que la música beat juvenil se impregnó de la noción de arte y de estética en cuanto actitud autoconsciente, sujeta a la crítica y a la noción de evolución histórica. Es difícil decir si el rock tuvo una influencia tan fuerte que también condicionó terrenos alejados de él, o si hubo algún fenómeno más general del cual puede verse como una parte. El hecho es que, en ese momento, también estaban José Afonso en Portugal, Daniel Viglietti en Uruguay, Fela Kuti en Nigeria: todos asumiendo actitudes que volvían totalmente obsoleto el calificativo de música ligera con el que algunos habían intentado definir la música popular por oposición a la música erudita, a la que se consideraba la única seria.