por Juan García Brun
Hace muchos años, se publicó la correspondencia entre Gershom Scholem y Walter Benjamin (1933-40). Al leer aquellas cartas me quedó un regusto a bilis en la boca. Con la discreción de quien está profundamente avergonzado de tener que suplicar, las alusiones de Benjamin a su situación insostenible son continuas y van en aumento desde enero del 33.