por Felipe Portales
Desde la perspectiva de la búsqueda de una genuina democracia para Chile, ha sido muy lamentable la virtual destruc- ción experimentada por el Frente Amplio. Es cierto que ello ha sido el resultado esperable de la total desnaturalización de varios de sus principales partidos o movimientos, que se han colocado insólitamente en posiciones subordinadas de las diversas expresiones que ha adquirido la derecha en nuestro país. Concretamente, lo anterior se ha dado al haber aceptado el antidemocrático y aberrante acuerdo entre los partidos de derecha y de la ex Concertación, que le brindará a los primeros un virtual derecho a veto respecto de la nueva Constitución a ser aprobada por una futura Asamblea Constituyente; al estipular, insólitamente, un quórum de 2/3 para aquello. Como “guinda de la torta”, dichos partidos han dado el penoso espectáculo de haber aprobado –negligente e irresponsablemente, de acuerdo a la confesión de sus propios líderes- un proyecto de ley que criminaliza diversas formas de protesta social.