por Agustín Guillamón //
El domingo 2 de abril de 1933, Durruti, Ascaso y “Combina” habían sido detenidos en Sevilla, a la salida del Congreso Regional de Andalucía y Extremadura. El argumento esgrimido para justificar la actuación policial era éste: “como responsables de los conceptos delictivos que emitieron en el mitin de clausura” [1], esto es, un delito de opinión, que atentaba contra la más elemental libertad de expresión de las personas.