por Edmundo Moure
Mi “carta abierta” a Cristián Warnken —la más leída y comentada de mis crónicas— suscitó una bullada resonancia en los medios electrónicos —sobre todo—, agregándose a ellos nuestro inefable Decano de la prensa. He recibido más congratulaciones que críticas, más parabienes que denuestos, aunque algunos de estos últimos tienen carácter de ofensas e insultos burdos, como los que me inflige un joven escritor de la Fundación Neruda, Ernesto González Barnert.