por Patricia Kolesnicov
No podían ser más opuestos. El chileno decía que el argentino no vivía en la realidad. Y este lo convirtió en un personaje despreciado de “El Aleph”. Los dos son grandes, los dos reconocidos, los dos autores símbolo de sus países (la Argentina y Chile), pero tenían poco que ver uno con otro y, contaba el crítico Harold Bloom en su obra El canon occidental, «se tuvieron inquina».