Poema de James Merrill: «Perdido en la traducción»

En la biblioteca, una mesa de juego
espera preparada el rompecabezas que nunca llega.
La luz del día brilla o desde la lámpara desciende
sobre el tenso oasis de fieltro verde.
La vida sigue, llena de insatisfacción,
espejismo surgido del goteo de la arena del tiempo
o cae poco a poco en el lugar correcto:
lección de alemán, picnic, columpio, caminata
con el collie que ‘hacía de todo menos hablar’—
amargas frutas caídas del huerto detrás de nosotros.
Un verano sin padres es el rompecabezas,
o debería serlo. Pero el chico, día tras día,
escribe en su diario Ningún rompecabezas.

Leer más

Ir al contenido