Conde de Lautréamont: «Canto segundo de Maldoror» (6)

¡Qué niño encantador está sentado en un banco del jardín de las Tullerías! Sus ojos audaces miran fijamente algún objeto invisible, allá lejos en el espacio. No debe tener más de ocho años, y, sin embargo, no se divierte como sería lógico. Por lo menos debería reír y pasear con algún camarada, en lugar de apartarse; pero no está en su temperamento. 

Leer más

Ir al contenido