por Giorgio Cesarano
Las ansias de los escuadrones políticos de las policías y de los partidos se dirigen cada vez más a saber quiénes somos. Puesto que nosotros mismos podemos reconocernos únicamente en la crítica que nos esclarece lo que no somos y lo que no queremos; puesto que existimos como sujeto plural con la sola condición de experimentar colectivamente nuestra contradicción en proceso con las formas mismas de nuestras realizaciones, a medida que están debajo de todos los tipos de recuperación; el empeño de identificarnos con arreglo a las lógicas ensayadas por dos siglos de contrarrevolución estalla de manera risible e innoble sobre cualquiera que quiera aprisionarnos en una fórmula, para introducirnos con mayor facilidad en los muros de la cárcel. De maneras idénticas, «provocadores» es el término que se utiliza en las prosas pestilentes de la prensa del régimen, con una significativa concordancia que une bajo la misma trinchera al periodismo «democrático» y a la prensa «militante». Aceptemos, distorsionándolo, el término.