El saqueo del oro boliviano: privadas chinas se ocultan tras cooperativas

por Alejandro Valenzuela

Lo primero que se oye al despertar es el escandaloso ruido de piedras que golpean una plancha metálica. No importa que estemos a más de 200 metros del lugar de operaciones, el estruendo opaca el canto de las aves y el calmado avance del río. Aún está oscuro, 5:50 am, rugen los motores de las volquetas que se forman en fila para recoger arena removida y llevarla hasta la cima de una colina artificial. La depositan para que una retroexcavadora la acomode en esta máquina donde caen las piedras sobre alfombras con gruesas cerdas de plástico donde dicen que se queda, de a poco, el oro.

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