por Pedro Marín
La turba de extrema derecha que asaltó el Palacio del Planalto, el Congreso y el Tribunal Supremo y destrozó los edificios de la Plaza de los Tres Poderes, exigía, el 8 de enero, una “intervención militar” en Brasil. Desde noviembre, habían instalado campamentos frente a cuarteles del ejército en todo el país, pidiendo a los militares que revocaran la elección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El 11 de noviembre de 2022, los mandos de las Fuerzas Armadas hicieron pública una nota en la que daban cobijo –no sólo físico, sino también legal– a quienes acampaban.