La soledad perpetua de Nina Simone

por Helena Celdrán

La expresión de Nina Simone sentada frente al piano era de seriedad intimidatoria. Su belleza física escapaba de las proporciones áureas: tenía nariz ancha, ojos tristes, boca grande… La voz, de madera noble, sigue resonando profunda y felina, rodeada de un halo religioso, entre el desengaño y la fe. Mezclaba su estricta educación clásica con composiciones agridulces, un registro grave bien utilizado y un carácter que le dio fama de altiva. El Cotilleando a… de esta semana es para Nina Simone, conocidad a su pesar (porque no quería etiquetas) como la Máxima Sacerdotisa del Soul.

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