Existe cierto tipo de enfermedad mental, endémica en el oficio de la sastrería, que comenzó a tender hilos dentro de la psique de mi padre durante sus días como aprendiz en Italia, cuando trabajaba en el taller de un volátil artesano de nombre Francesco Cristiani, cuyos antecesores habían practicado la sastrería en sucesión por cuatro generaciones. Todos ellos, sin excepción alguna, habían exhibido los síntomas de este mal del oficio.