por Edurne Larumbe
Volver a los acontecimientos que tuvieron lugar en Estados Unidos en los años sesenta y ochenta parece un tema recurrente entre los cineastas afrodescendientes del país, quizá buscando entender la opresión que su generación anterior sufrió. En Judas and the Black Messiah, Shaka King se adentra en la historia de William “Bill” O’Neal (Lakeith Stanfield), un hombre que, bajo las órdenes del FBI, se infiltró en los Panteras Negras de Illinois. Fue él quien, según la película y varios rumores no confirmados sobre los hechos, el 4 de diciembre de 1969 drogó a Fred Hampton (Daniel Kaluuya), el líder del Partido de la división de Ilinois, y proporcionó a la Policía de Chicago toda la información necesaria para que pudieran entrar en la casa y asesinarle mientras dormía.