por Diego Rojas
Cuando Karl Marx, a instancias de sus hijas Jenny y Laura, contestó el famoso Cuestionario, un juego victoriano de moda en la época en que los Marx vivían en Londres, además de señalar que su ocupación preferida era “ser un ratón de bibliotecas”, al momento de responder por una máxima con la que se identificara, el barbudo pensador y autor de El Capital no dudó y dijo: “Nihil humani a me alienum puto”. Se trata de una alocución latina que formaba parte de la comedia El enemigo de sí mismo, escrita por Publio Terencio (El africano), un dramaturgo que vivió entre 190 y 159 antes de Cristo, y que había nacido en Cartago bajo la condición de esclavo. Significa: “Nada de lo humano me es ajeno” y por los siglos de los siglos se convirtió en un lema a seguir por muchos grandes hombres de la Historia. Marx entre ellos.