por Brigid Purcell
Los apóstoles de la libertad son idolatrados cuando están muertos, pero crucificados cuando están vivos.
Sinéad O’Connor, denostada por denunciar los abusos a menores en la Iglesia Católica, dedicó su vida a enfrentarse al poder y se convirtió en la voz de millones de personas oprimidas. Las palabras de James Connolly, socialista y revolucionario irlandés, aparecían una y otra vez bajo las imágenes de Sinéad O’Connor la noche de su muerte, el 26 de julio. Su cita, referida a la actitud hacia los revolucionarios de la rebelión de los Irlandeses Unidos de 1798, es tan válida hoy para la legendaria cantante como lo fue para Wolfe Tone y el propio Connolly.