por Ibán de Rementería //
Ya no se sabe si el problema de la unidad de la izquierda en Chile ha sido puesto de presente por la contundente derrota que la derecha le propinó a la centroizquierda en las pasadas elecciones presidenciales, o lo es por la aparición y consolidación electoral de una nueva izquierda representada por el Frente Amplio (FA). Este último hecho es el primer resultado de la reforma electoral que termina con el binominalismo electoral y político, reinstaura los tres tercios en la política nacional, incluso los cuatro tercios considerando a la Democracia Cristiana (DC) que aún lucha por conservar su unidad manteniendo su ubicuidad, pero que aspira a ser el partido pivote entre el gobierno y la oposición. Dicho sea de paso, no es el único que quiere lograr ese privilegio, también tenemos a la Federación Regionalista (FR), ex CDs de centro derecha, además, seguramente surgirán desprendimientos de centro derecha desde el Partido por la Democracia (PPD), el Partido radical (PR) y el Partido Socialista (PS) también. Para contribuir a la confusión general en la primera vuelta ganó la centro izquierda y la izquierda, por eso pueden tener la mayoría en el parlamento, y en la segunda vuelta ganó la derecha, que por eso tiene la Presidencia de la República. Para muchos todo está dado para volver a la “política de los acuerdos”. Es en este ambiente político en construcción donde se plantea el asunto de la unidad de las izquierdas.