Completo análisis del cambio de mando, poniendo especial énfasis en la forma como el abultado triunfo electoral de Boric se refleja distorsionadamente en la instalación del nuevo Gobierno. Una discreta celebración popular, sensiblemente inferior al triunfo de Boric en la segunda vuelta, logró ponerse como símbolo de un nuevo proceso de transición y reformas. Por otro lado, en la calle, las protestas exigiendo la libertad de los presos políticos se caracterizaron tanto por su radicalidad como por su dispersión. El accionar represivo sobre estas manifestaciones pone en el tapete las tareas de la oposición de izquierda para poner en pie alternativa de la clase trabajadora y sustancialmente, la formulación de un debate político unificador hoy ausente.
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