El resurgimiento del socialismo en los últimos años, tanto en Estados Unidos como en el mundo entero, tiene dos fuentes. Por un lado, está el resurgimiento de las luchas de masas, comenzando con la Primavera Árabe, los levantamientos de Wisconsin, Occupy, pasando por los diversos “movimientos de las plazas” en Europa. Estos movimientos, donde decenas de miles de trabajadores luchan contra empleadores y el Estado, han desafiado la aparente omnipotencia de nuestros dominadores, construyendo solidaridad entre la clase obrera y mostrando que hay una alternativa al neoliberalismo y al capitalismo.
Estamos a poco más de un mes para el plebiscito por el cambio constitucional, los partidos del pacto formulan y fijan las fronteras de lo posible. La izquierda anticapitalista necesita jugar un rol. Antiguos debates se reactualizan, septiembre y nuestra historia nos permite repasar el pasado para trazar la acción en el presente.
La publicación de Testigos de la revolución permanente: el registro documental es un acontecimiento importante en el estudio de los fundamentos teóricos de la Revolución de Octubre de 1917. Los documentos presentados en este volumen sustancial (677 páginas) —recopilados, traducidos e introducidos por los historiadores Richard B. Day y Daniel Gaido— brindan una revisión completa de las controversias y polémicas de las que surgió la teoría de la revolución permanente. Day y Gaido han elaborado un libro indispensable para quienes deseen comprender el desarrollo de la teoría marxista y la estrategia revolucionaria en el siglo XX.
Da un poco de vergüenza escribir la recensión de un libro en el que se agradece en las primeras páginas la ayuda prestada, como hace Ben Lewis en mi caso en este libro. Pero la contrapartida es que quizás estoy en mejor posición que otros para que este artículo tenga algo que decir sobre los argumentos en los trabajos de Kautsky, que Ben ha traducido.