por Juan Pablo Pirce
Después de la batalla de 1881 en el fuerte Temuco que terminó con el triunfo definitivo de los latifundistas y el estado sobre el país mapuche que se extendió desde el bio bio hasta el calle calle, los últimos hombres y mujeres libres del sur del mundo se refugiaron en las faldas de los andes, en el territorio que hoy comprende la precordillera de las provincias de bio bio y Malleco; allí se resistieron a la imposición de la institucionalidad oligarca durante años, ejerciendo una vida autónoma y solidaria; así fue hasta 1934 cuando durante el gobierno de Alessandri el estado decidió finalmente regalar aquel territorio a los hacendados Puelma y Bunster, este último heredero del mismo Bunster que financió las sangrientas campañas del coronel Saavedra, quién a su vez y en su oportunidad, se hizo de latifundios en las zonas de lo que hoy conocemos como Mulchén Los Angeles, Renaico y Lota. En 1934, Alessandri, obedeciendo los intereses de la clase patronal resolvió expulsar de aquellos territorios a quienes los habitaban; para ello se envió fuerzas del ejército y fuerzas particulares. La concecuencia de aquello es lo que conocemos como la matanza de Ranquil.