por Rolando Astarita
En una nota anterior (aquí) critiqué un artículo de Iván Hirsch, “¿Por qué el gobierno no puede domar la inflación?”, publicado en Prensa Obrera del 17 de junio. El punto central de mi crítica fue motivado por el siguiente pasaje: “En un régimen en que la producción social se mueve por la búsqueda de ganancia, la cual depende de la explotación de los trabajadores, es fácil comprender por qué los empresarios buscarán por todos los medios posibles reducir el «costo laboral»; pero, contradictoriamente, con ello minan el poder adquisitivo de los consumidores y terminan contrayendo el mercado, que es donde deben realizar la ganancia mediante la venta de sus mercancías” (subrayado mío).