La dimisión de Boris Johnson como Primer Ministro del Reino Unido, no sólo ratifica la crisis del Partido Conservador, sino que es una manifestación superficial de la profunda crisis de la burguesía británica. En ese contexto la reciente reunión de la OTAN —más allá de las declaraciones triunfalistas— avanza a autonomizar al gran capital europeo continental respecto de EEUU, bajo la enigmática tesis de enfrentar el desafío sistémico que plantea China. El reciente acuerdo de Airbus con la industria aeronáutica china es una manifestación concreta de este hecho.
Telón de fondo de esta crisis lo constituye la prolongada guerra en Ucrania y el despertar de la clase trabajadora inglesa y española que ha protagonizado inéditas luchas de vibrante significación política como la de los ferroviarios británicos y la del metal en Cantabria.