Recordé un viejo cuento de Jack London, donde el protagonista,
apoyado en un tronco de árbol, se dispone a acabar con dignidad su vida.
Ernesto «Che Guevara», en La sierra y el llano, La Habana, 1961.
Recordé un viejo cuento de Jack London, donde el protagonista,
apoyado en un tronco de árbol, se dispone a acabar con dignidad su vida.
Ernesto «Che Guevara», en La sierra y el llano, La Habana, 1961.
por Gustavo Burgos
Para quienes militamos en las filas de la revolución socialista, despertar esta mañana con la noticia de la muerte de Fidel Castro, es un golpe, una llamada de atención y una advertencia. La prensa burguesa –hacemos abstracción de la prensa gusana que celebra- se ha solazado haciendo panegíricos al otrora líder de la guerrilla y figura señera de aquél proceso revolucionario que pariera la primera revolución latinoamericana, el primer territorio libre de nuestro continente americano.