por Franck Gaudichaud
Sorpresa electoral, la debacle de los partidos tradicionales, la “noche de los cuchillos largos” dentro de la derecha, el principio del fin de los herederos de Pinochet, una enorme derrota del presidente Sebastián Piñera -reconocida por él mismo-, la victoria del movimiento popular… Desde ayer por la tarde, la prensa chilena multiplica los superlativos para describir el terremoto político que acaba de sacudir los Andes, desde el desierto de Atacama hasta las frías tierras de la región de Magallanes. Los chilenos fueron llamados a las urnas el sábado 15 y el domingo 16 de mayo para cuatro elecciones simultáneas: se debían renovar alcaldes, concejales y gobernadores regionales y elegir una Convención Constitucional para redactar una nueva Constitución para la República.